Y decides guiarte por el corazón, mandar a la mierda la razón. Estás tan
acostumbrada a seguir tus pensamientos, que no sabes controlar tus
impulsos. Decides hacer lo que quieres, cuando quieres, sin tener en
cuenta a los demás, ni a sus pensamientos. En el momento en que consigas
callar tu razón y que sea tu corazón quién te hable, escúchale. Haz lo
que te diga. Lucha por lo que quieres. Deja de lado las penas y ábrele
paso a la alegría. Se fuerte. Canta en la ducha, baila debajo de la
lluvia, corre, salta, grita, pero sobretodo, siente.